Elifaz

1 Entonces intervino Elifaz temanita y dijo:

Si intentamos razonar contigo, te será molesto.

Pero, ¿quién puede contener las palabras?

He aquí, tú enseñabas a muchos,

Y fortalecías las manos débiles.

Tus palabras sostenían al que tambaleaba,

Y afirmabas las rodillas decaídas.

Pero ahora que te llega a ti, te desalientas,

Te ha tocado a ti, y te turbas.

¿No es tu temor tu confianza,

Y la integridad de tus caminos tu esperanza?

7 Te ruego que consideres, ¿quién pereció jamás siendo inocente?

O, ¿dónde fueron los justos destruidos?

Según tengo visto, quienes aran iniquidad,

Y siembran aflicción, la cosechan.

Por el aliento de Eloah perecen,

Y por el soplo de su ira son consumidos.

10 Aunque ruja el león y el cachorro le haga coro, 

La arrogancia del dragón es extinguida.

11 El león viejo perece por falta de presa,

Y los cachorros de la leona se dispersan.

12 Pero, si alguna palabra verdadera hubiera surgido en tus dichos,

Ninguno de estos males te habría acontecido. 

¿Acaso no aceptará mi oído sus revelaciones?

13 En pensamientos de visiones nocturnas,

Cuando el sueño profundo se adueña de los hombres,

14 Un terror se apoderó de mí, y temblando,

Todos mis huesos se estremecieron:

15 Un espíritu pasa ante mi rostro,

Que eriza el pelo de mi carne.

16 Se detiene, pero no puedo distinguir su semblante:

Una apariencia está delante de mis ojos,

Hay silencio... y oigo una voz:

17 ¿Será el mortal más justo que Eloah?

¿El hombre, más puro que su Hacedor?

18 He aquí, en sus siervos no confía,

Y en sus ángeles notó perversidad,

19 ¡Cuánto menos en quienes habitan en casas de barro cimentadas en el polvo,

Desmenuzados por la polilla!

20 Entre la mañana y la tarde son destruidos,

Y sin que nadie se dé cuenta, perecen para siempre.

21 ¿No les son arrancadas las cuerdas de sus tiendas?

En ellas mueren, pero no con sabiduría.

 


4.10 TM⇄LXX. 4.12 Se sigue LXX.

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