La ruina de Israel

Y digo: Oíd ahora, oh príncipes de Jacob y caudillos de la casa de Israel:

¿No es de vosotros saber lo que es justo?

Vosotros, que aborrecéis el bien y amáis el mal,

Que les arrancáis hasta la piel y la carne de sus huesos;

Que coméis la carne de mi pueblo,

Que desolláis su piel, y rompéis sus huesos,

Que lo cortáis como carne para la olla,

Como carne para el caldero.

 

Cuando clamen a YHVH,

Él no responderá,

Esconderá su rostro en ese tiempo,

Por vuestros hechos perversos.

Así dice YHVH a los profetas que extravían a mi pueblo,

Que cuando tienen algo que morder, anuncian paz,

Pero declaran una guerra santa a quien no les llena la boca:

Una noche sin visión llega para vosotros,

Y tendréis tiniebla sin oráculo.

El sol se pondrá para el profeta, y el día será oscuro sobre ellos.

Los videntes serán avergonzados, los adivinos confundidos,

Y todos ellos tendrán que cerrar la boca,

Porque no habrá respuesta de Elohim.

 

Pero yo estoy dotado de poder, de justicia y de valor,

Por el Espíritu de YHVH,

Para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado.

Escuchadme, oh príncipes de Jacob y caudillos de la casa de Israel:

Vosotros, que aborrecéis la justicia, y pervertís toda forma de equidad,

10 Que edificáis a Sión con derramada sangre,

Y a Jerusalén con iniquidad.

11 Sus magistrados juzgan por soborno,

Sus sacerdotes adoctrinan por la paga,

Sus profetas adivinan por dinero,

Y con todo, se apoyan en YHVH diciendo:

¿Acaso no está YHVH en medio de nosotros?

¡No nos sobrevendrá, pues, ningún mal!

12 Pues por vuestra culpa Sión será arada como un campo,

Jerusalén se convertirá en un montón de ruinas,

Y el monte de la Casa en un cerro de maleza.

 


(Sin notas)