Oración de un afligido que desmaya, y en presencia de YHVH derrama su querella.

 

¡Oh YHVH, escucha mi oración y llegue a Ti mi clamor!

¡No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia!

¡Inclina a mí tu oído!

¡Respóndeme pronto el día en que te invoco!

Porque los días se desvanecen como humo

Y mis huesos arden como leña seca.

Mi corazón herido se agosta como la hierba,

Y hasta me olvido de comer mi pan.

Al son de mis gemidos

La piel se me pega a los huesos.

Soy semejante a la lechuza del desierto,

He venido a ser como un búho de las soledades.

Estoy desvelado, y me siento como pájaro sin pareja en el tejado.

Mis enemigos me afrentan cada día,

Mis escarnecedores me maldicen.

He comido, pues, cenizas como pan,

Y he mezclado con lágrimas mi bebida,

10 A causa de tu indignación y de tu ira,

Porque me alzaste en vilo y me arrojaste.

11 Mis días son una sombra que se alarga,

Y me voy secando como la hierba.

12 Tú en cambio, oh YHVH, permaneces para siempre,

Tu Nombre pasa de generación en generación.

13 Te levantarás y tendrás compasión de Sión,

Porque es el momento de tener misericordia de ella,

Porque ha llegado el tiempo señalado,

14 Porque tus siervos aman sus piedras,

Y miran con afecto hasta su mismo polvo.

15 Así las naciones temerán el Nombre de YHVH,

Y todos los reyes de la tierra tu gloria.

16 Porque YHVH habrá reedificado a Sión,

Habrá aparecido en su gloria,

17 Habrá vuelto el rostro a la oración de los desamparados,

Pues no habrá despreciado su ruego.

18 Esto será escrito para la postrera generación,

Para que un pueblo aún por crear alabe a YH,

19 Que se asomó desde su excelso santuario.

Desde los cielos YHVH se fijó en la tierra,

20 Para oír el lamento del cautivo,

Para libertar a los condenados a muerte.

21 Así se pregonará en Sión la fama de YHVH,

Y su alabanza en Jerusalén,

22 Cuando los pueblos y los reinos sean congregados a una,

Para servir a YHVH.

23 Él agotó mi fuerza en el camino,

Acortó mis días.

24 Digo: ¡DIOS mío, no me hagas subir en la mitad de mis días!

Tú, cuyos años se miden por generaciones.

25 Tú desde el principio fundaste la tierra,

Y los cielos son obra de tus manos.

26 Ellos ciertamente perecerán, pero Tú permaneces.

Todos ellos se desgastarán como una vestidura,

Como vestido los cambiarás, y desaparecerán.

27 Pero Tú eres el mismo,

Y tus años no se acaban.

28 Los hijos de tus siervos permanecerán,

Y su simiente será establecida delante de Ti.

 


102.5 la piel... Lit. la carne.

 Abreviaciones