Gn 49.16-17. Existe un abundante registro bíblico en torno al origen hebreo del anticristo. Que el hombre de pecado es un israelita se hace evidente en muchas partes de la Biblia (aquí discrepamos de los que afirman que el anticristo es un gentil). Muestra de tal criterio se corrobora en el libro de Daniel donde es posible observar el empeño del Texto en el uso y aplicación de las palabras Dios y dios (p. ej. 1.2; 2.23, 47; 3.15-18, 29; etc.) por medio de las cuales, y en no menos de setenta oportunidades, este libro procura guiar a la indefectible conclusión del origen hebreo del anticristo (comparar Dn 2.23 con 11.37-39). Otras consideraciones son:
- Dan no es mencionado entre las tribus de Israel en Apocalipsis (Manasés lo reemplaza, posiblemente para cumplimiento de Gn 48.22), y
- Judá —y no Rubén, Simeón o Leví— encabeza el listado de los sellados (comp. Gn 49.3 ss. para el orden de secuencia).
La rivalidad profética entre Judá y Dan es antiquísima y, claro está, trasciende a la simple relación natural de ambas tribus. La Escritura traza desde su génesis, no solo la admirable Persona que es Jesucristo, sino también la de su apocalíptico oponente: el anticristo.
Tal paralelismo bíblico se inicia con el registro referente al cachorro de león del primer Libro de la Biblia (Gn 49.9), el cual emerge incuestionablemente como el León de la tribu de Judá del último (Ap 5.5). Ahora bien, dentro de la misma profecía de Jacob, su quinto hijo Dan vendría a ser serpiente junto al camino, reptil astado junto al sendero (Gn 49.17); presentándose hasta aquí los tipos sin conflictos aparentes: Cachorro de león, Judá; serpiente y reptil, Dan. Sin embargo, un cambio importante es introducido con la profecía de Moisés acerca de los hijos de Israel al decir: Dan es cachorro de león, que salta desde Basán (Dt 33.22).
En abierta contradicción al tipo expresado por Jacob, la serpiente y reptil del Génesis sufre una asombrosa metamorfosis para convertirse así en el cachorro de león del Deuteronomio; y por no adjudicársele un nuevo tipo a Judá (33.7), el lector ha de afrontar ahora la existencia de dos cachorros de león.
Claro está que la contradicción no es tal, pues lo que se propone la Escritura es mostrar proféticamente la semejanza aparente que asumirá el rival de Cristo. Además de esto, vemos cómo la apocalíptica figura de Satanás, el dragón (Ap 12.9), es adelantada en asociación con el anticristo como cachorro de león; y puesto que ambos infames personajes serán destruidos con el resplandor de la venida de Jesucristo (2Ts 2.8), el salmista anticipa en una maravillosa poesía el momento culminante de Armagedón cuando declara: Pisarás al león y al basilisco, hollarás al cachorro del león y al dragón (Sal 91.13).
Otro importante detalle que reafirma lo antes expuesto, es el uso que la Escritura hace de la palabra norte. El profeta Isaías refiere la intención de Satanás de ser semejante al Altísimo y sentarse en el flanco norte (Is 14.13b).
En la Biblia, el norte es mencionado indirectamente como punto de oposición a Dios tanto en el cielo como en la tierra (comp. Ez 38.3, 6 con Is 14.13b).
Es importante notar que el oriente —y no el norte— se define como el principal punto cardinal divino. En el hebreo bíblico, adelante significa el Oriente; atrás significa el Occidente; derecha es el Sur e izquierda el Norte. De esta manera, los mapas bíblicos más antiguos muestran siempre a Tierra Santa ubicada hacia el Oriente (→Mapas). El norte es el punto cardinal por donde, espiritualmente hablando, Satanás orienta a su cosmos.
Por ello está escrito que Judá acamparía al oriente del Tabernáculo (Nm 2.1-3) pero el estandarte del campamento de Dan estaría al norte por sus ejércitos (Nm 2.25). Así la Escritura identifica al anticristo como un descendiente de la tribu de Dan tipificado como el cachorro de león que salta desde Basán (Dt 33.22) y... Basán se halla al norte de Israel. Dice el Salmo 68.15-16: Monte de Elohim es el monte de Basán; monte alto el de Basán. ¿Por qué, oh montes altos, miráis con envidia, al monte que Elohim escogió para su morada? Ciertamente YHVH habitará en él para siempre.