La suposición de que este pasaje se dirige a la Iglesia de Cristo, adversa radicalmente la seguridad de salvación del creyente, y ciertamente respalda tal eventualidad. Esta propuesta ha sido esgrimida por quienes conciben que el cristiano es susceptible de perder su salvación. Es verdad que, a primera vista, ciertos pasajes de la epístola a los Hebreos son contradictorios con otros en donde la promesa de segura salvación se propone de forma absoluta (Jn 10.28). Pero hemos de aceptar que difícilmente exista una exhortación tan dramática, capaz de conmocionar al voluble corazón humano, ya que pone dudas razonables en cuanto a la confianza que todo creyente debería tener respecto a su salvación personal. ¿Será posible, después de todo, que un hijo de Dios, lavado y perdonado en la Sangre, logre soltarse de su firme y segura Ancla (He 6.19), y que su destino se vea súbitamente trastrocado del cielo al infierno, y la promesa de gozo, paz y amor celestial cambiada en una horrenda expectación de juicio, y de ardor de fuego que consumirá al adversario? (He 10.27). ¿Cómo conciliar esta solemne advertencia con la promesa de nuestro Pastor, de que nadie podría arrebatarnos de su mano y que no pereceríamos jamás? (Jn 10.27-28). Ahora bien, es nuestra opinión que aquí (como en cualquier otra porción bíblica), tales contradicciones surgen siempre que se intenta una interpretación privada del texto. El apóstol Pedro nos advierte del fracaso por interpretar la Escritura fuera de su contexto: Ninguna profecía de la Escritura produce una explicación propia (2P 1.20). No se nos dice allí que la Escritura no debe ser interpretada personalmente, sino que, al estar conformada por muchas profecías, cada una mostrará su luz por la suma de ellas (Sal 119.160). Es decir, el contexto dilucidará el enigma. Suponer apresuradamente la identidad de los que una vez fueron iluminados, sin considerar detenidamente el contexto, cercano o remoto, y sin efectuar una exégesis comparativa de los vocablos claves del pasaje, expone a resultados inexactos. En este caso, al no considerar que en su intención doctrinal y primaria, la epístola se dirige a... los hebreos.