Pr 30.1. No pocas discusiones ha ocasionado este enigmático pasaje. Si las palabras se consideran como nombre propio, dice: a Itiel, a Itiel y a Ucal. Si las palabras se traducen, hay varias propuestas: Si se lee en aram. Hay fuerza o Dios existe, de donde resulta el Oráculo del Atleta. Otros proponen leer Yo no soy un dios, yo no soy un dios para tener poder, pues ni aun conocimiento humano tengo. También se ha propuesto: No hay Dios, no hay Dios (interpretándolo como diálogo con un escéptico); o que a. vocalizando lû: ojala esté Dios conmigo, y podré; b. Leyendo el verbo la’a: me he fatigado y lo he conseguido; o como variante; c. la negación: me he fatigado y no he podido, o sea: ¡qué fatiga inútil!, y leyendo el verbo kala: y he concluido (desistido). En atención a la subordinación gramatical (vv. 2-3), al registro kedosim = santos (plural intensivo con significado singular) y al contexto cercano (v. 4) y remoto (Jn 3.13), se decidió integrar al texto la última propuesta.