Is 61.1. Uno de los milagros más frecuentes ¡y portentosos! realizados por el Hijo de Dios, fue que los ciegos volvieran a ver. En el caso del ciego de nacimiento (Jn 9.1-41), Jesús, haciendo lodo con su saliva, rellenó sus cuencas vacías. Esto, obviamente resultaba inadmisible para los dirigentes de Israel, y así, la maravillosa mención de que Jesús el Mesías daría vista a los ciegos, fue obliterada del texto hebreo (TM). 

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