06 Jeroboam

Escrito el 25/12/2018


Y habiendo sido aconsejado, el rey hizo dos becerros de oro y les dijo: ¡Bastante habéis subido a Jerusalén! ¡He aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto! 

Y puso uno en Bet-El y el otro lo colocó en Dan. Y esto fue ocasión de pecado, porque el pueblo iba aun hasta Dan a postrarse. También hizo templos en los lugares altos, e instituyó sacerdotes de entre la gente común, que no eran hijos de Leví. 

Jeroboam estableció una solemnidad el día quince del mes octavo, semejante a la solemnidad que había en Judá, y subió al altar que había hecho en Bet-El, para ofrecer sacrificios a los becerros que había preparado y ofrecer holocaustos sobre el altar. 

También estableció sacerdotes en Bet-El para los lugares altos que había hecho. Y el día quince del mes octavo, fecha que había ideado de su propio corazón, subió al altar que había hecho en Bet-El, e instituyó una solemnidad para los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso. 

1R 12.28-33

 

Pues él nombró sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los sátiros, y para los becerros que había hecho. 

2Cr 11.15

 

Una vez dividido el reino, el rey Jeroboam estaba temeroso de que sus seguidores, a causa de los constantes viajes que debían realizar a Jerusalén como sitio establecido por Dios para adorar, se volvieran nuevamente súbditos de Roboam, rey de Judá. 

Fue así que Jeroboam forjó dioses de oro (los mismos que sus padres habían labrado en la peregrinación del desierto), constituyó sacerdotes para oficiar los cultos respectivos (a los becerros/demonios), y designó los “lugares altos” para su adoración. 

Además de todas estas cosas, es digno de notar el hecho que Jeroboam se interesó por fijar una nueva fecha para la “fiesta solemne” que se acostumbraba a celebrar en Judá. 

Esta fiesta era obviamente la Pascua, establecida en el día catorce del mes primero (abib=nisán= marzo/abril) pero que ahora el flamante rey de Israel, de su propio corazón, inventaba para que se celebrase en el mes octavo.

La Biblia no revela quienes tomaron parte en el “consejo de Jeroboam”, pero quienes quiera hallan sido sus consejeros, las recomendaciones para fabricar becerros de oro y la proclama “He aquí tus dioses, oh Israel, que te hicieron subir de la tierra de Egipto” denota, una vez más, la experiencia y el profundo conocimiento que los tales consejeros tenían acerca de la debilidad del alma de los israelitas. 

La rémora de las palabras pronunciadas por el pueblo durante la peregrinación, cuando Moisés estaba en el monte Sinai, revive en este sutil consejo las flaquezas espirituales del pueblo, y su prontitud para adorar a dioses distintos. 

Con cualesquiera fuente que Jeroboam se asesorara, es posible afirmar que halló en ella un oportuno y astuto consejo para crear el cisma religioso del pueblo de Israel, y su división definitiva como entidad nacional.