Gn 4.13. Los cambios producidos en el vocabulario hebreo a través del tiempo dieron ocasión a numerosos malentendidos. Así por ejemplo, tras haber asesinado a su hermano Abel, Caín se queja ante Adonai diciendo: ¡Grande es mi castigo para soportarlo! (Gn 4.13). Pero el vocablo hebreo avon = castigo, llegó a significar más tarde iniquidad, crimen, pecado. Este cambio dio pie para convertir la figura del «Caín asesino» en la de un «pecador arrepentido» traduciendo la frase en estos términos: ¡Grande es mi pecado para olvidarlo! Dicha interpretación pudo estar motivada por una tendencia teológica, aunque no deja de tener cierto apoyo ante la ambigüedad que ofrece el propio texto bíblico.