Gn 8.21; Ex 29.18; Lv 26.31 olor que apacigua... Ef 5.2; Fil 4.18 olor fragante... La práctica totalidad de diccionarios de la lengua hebrea concuerdan en que el vocablo nijoaj significa tranquilizador, aplacador, apaciguador, calmante. Pero, ¿qué apacigua este olor? Obviamente, la ira de Dios frente al pecado, el cual constantemente agredía su santidad hasta la venida del Cordero (Jn 1.29). Al mismo tiempo, esta expresión (olor apaciguador) indica que los sacrificios son aceptos ante Dios (Gn 4.3-7). En el caso particular de Gn 8.21, es posible destacar la actitud de Dios después de aspirar el olor apaciguador, que resultó en no volver a maldecir la tierra ni cortar de ella a todo ser viviente. Ahora bien, la frase osmén euodía = olor fragante, utilizada por el apóstol Pablo en Ef 5.2 y Fil 4.18 debe entenderse como una metáfora, por cuanto el nexo es a un sacrificio aceptable (Fil 4.18). El uso de (un olor) fragante puede resultar extraño y aún contradictorio, por cuanto el Viejo Pacto (Lv 4.1-12; etc.) describe un olor de carne, grasa, cuero, pelambre y excrementos, quemados hasta consumirse en una enorme parrilla. Esto dista mucho de ser agradable. La traducción de ciertas versiones olor grato es, por tanto, incorrecta.