Aparece en dos de los evangelios: el de Mateo (1.1-17) y el de Lucas (3.23-38). 1Cr 1 al 3 registra parte de la genealogía que comienza desde Adam y pasa a través de Salomón hasta llegar a Zorobabel. Los libros de Génesis y Rut combinados proporcionan la línea desde Adam hasta David. Presentamos algunas discrepancias y peculiaridades en el cuadro adjunto.

Mateo divide la genealogía desde Abraham hasta Jesús en tres secciones de catorce generaciones cada una, prob. como ayuda de memoria (Mt 1.17.) Sin embargo, cuando se cuentan los nombres, la sumatoria es de cuarenta y uno en vez de cuarenta y dos. Este interesante detalle quiere resaltar la omisión de tres reyes entre Joram y Uzías (Mt 1.8): Ocozías, Joás y Amasías (1Cr 3.11-12).

• Ocozías, hijo de Joram y padre de Joás.

• Joás, hijo de Ocozías y padre a Amasías.

• Amasías, hijo de Joás y padre de Uzías

La ausencia de estos tres nombres tiene que ver con la maldición contra la familia de Acab, rey de Israel: Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? Y él respondió: Te he hallado, porque te has vendido para hacer el mal ante los ojos de YHVH. He aquí, Yo traigo el mal sobre ti, y te barreré por completo, y destruiré de Acab a todo meante a la pared, tanto al esclavo como al libre en Israel. Y haré tu casa como la casa de Jeroboam ben Nabat, y como la casa de Baasa ben Ahías, por la provocación con que me has provocado y has hecho pecar a Israel (1R 21.20-22). Atalía, hija de Acab, fue esposa de Joram, el rey de Judá, con quien procreó a Ocozías, este a su vez a Joás y el último a Amasías (justamente los tres reyes omitidos). Mateo obvió a estos tres descendientes de Atalía y hasta la cuarta generación fue contada nuevamente. Cuando alguien es desechado por Dios, ni siquiera es contado. Así lo registra Isaías: Y la simiente de los malignos nunca jamás será nombrada (14.20). 



De igual modo, es digno de mencionar la profecía contra Jeconías (llamado Joaquín), donde ninguno de su descendencia llegaría a ocupar el trono de David (Jer 22.24-30; 36.30). Dios le recorta el nombre a Jeconías llamándolo Conías (2R 24.8; Jer 24.1; 28.4; 29.2), expresando así la pérdida de su relación con Él. Neri = aislado, que presenta la línea de Lucas, es el mismo Jeconías.

Aunque las genealogías registradas por Mateo y Lucas confirman que Jesús, Hijo de Dios, viene del linaje real davídico por ambas líneas (paterna y materna) y que le correspondería ser el heredero natural del reino, las profecías hechas a Acab y a Joacim por parte de Dios sobre sus descendientes y el trono imposibilitarían su realización. Sin embargo, el nacimiento milagroso de Jesús de Nazaret como cigoto divino y desvinculado genéticamente de María y José (Lc 3.23), esto es, sin padre (Lc 2.48-49), sin madre (Mt 12.50), sin genealogía (He 7.3; §224), y la profecía de Isaías (9.6-7) dan el trono al que nació Rey (Mt 2.2) y del que es el trono de David su padre (Lc 1.32; Ro 1.1-4).