La investigación de la uranografía judía debe realizarse siguiendo los escasos (¡pero cuán valiosos!) registros de los manuscritos del texto hebreo y griego del AP. Las fuentes directas se reducen a pasajes de los libros de Job, Reyes, Isaías, Jeremías y Amós, donde se nombran las constelaciones más llamativas del firmamento. Ahora bien, aunque la identificación de estos nombres, tal como se conocen actualmente, no tienen una base segura, hoy es posible obtener una valiosa ayuda en la LXX (versión griega realizada en época cercana a Esdras). Debemos reconocer que nuestro punto de vista respecto a la autoridad textual de la LXX se ha visto modificada en este último lustro a causa de los avances crítico-textuales de los mss. de Qumrán. Esta versión fue contemporánea a una floreciente tradición que, suficientemente fresca, permitía conocer el significado de la nomenclatura astral mejor que en estos tiempos modernos, guiados como son por simple hipótesis. Además, en estas últimas dos décadas ha quedado demostrado, sin lugar a dudas, que en aquella época circulaba un tipo de texto hebreo similar al TM. Hoy es posible afirmar que las variantes textuales de la LXX frente al TM no denotan, de ninguna manera, un desconocimiento de la nomenclatura estelar, y sus (aparentes) limitaciones en la valoración etimológica de los nombres particulares de las estrellas, obedecen al apego fiel a una base textual hebrea divergente. Es por ello que en muchos casos, la nomenclatura sigue una evaluación crítica apegada consistentemente al contexto teológico y razonada en cada caso particular. No exageramos al afirmar que el campo de la auténtica astronomía bíblica se encuentra hoy en un estado de incertidumbre, especialmente si se toma en cuenta, por una parte, la indiferencia y escepticismo de aquellos que podrían aportar su conocimiento y erudición, y por la otra, la pasmosa liberalidad e imaginación que los propulsores de esta disciplina aplican en sus especulaciones. Vemos así cuán grandes edificios de conjeturas son construidos sobre tan estrechos fundamentos. Las limitaciones de este apasionante tema se explican en razón de tiempo y oportunidad. 

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