Gn 3.15 es una síntesis magistral de la obra de Redención. De allí su nombre. La enemistad (heb. eybah) entre la serpiente y la mujer y su descendencia (heb. zera), anuncia una guerra perpetua entre Satán y la humanidad (particularmente contra Israel), la mujer, de la cual (en este caso, los patriarcas →Ro 9.5) iba a nacer el Mesías (Ap 12.1-18). En el hebreo, el vocablo zera es masculino, y con este género está registrado el pronombre (hu = él) que designa la simiente. No es la mujer, sino su enigmática zera el que finalmente aplastará (yeshufekha) la cabeza de la serpiente. La identificación de la simiente es materia de la exégesis. Eva (Havah) significa madre de los vivientes y representa a la humanidad en un sentido biológico, mientras que la palabra simiente tiene un significado más restringido e indefinido, pues puede referirse a una posteridad completa (Gn 22.18) o al solo individuo que la representa. Tal es su uso en Ga 3.16, en donde la simiente de Abraham es identificada con la sola persona de Cristo, y que aquí actúa recíproca y simultáneamente en el momento de la crucifixión: Él mismo te aplastará la cabeza cuando tú hieras su calcañar (He 2.14).