Gn 4.25-26. El proceso de redención, iniciado al momento mismo de su promesa (Gn 3.15, 20-21), intentó ser detenido por Satanás mediante Caín (Gn 4.1-24). Dios, en Shet, concede (shat) otro descendiente (v. 25) con miras al restablecimiento de dicho plan. De allí que el nombre Enosh = mortal (v. 26), debe entenderse como mortales (Job 28.13; 36.24; Sal 90.3; Is 13.12). Con este nombre se enfatiza la fragilidad del hombre. La raíz verbal de Enosh deriva de nash = ser débil o enfermizo, de donde surge un marco que presenta al hombre como paradigma de una progenie bajo una imperiosa necesidad de ser redimida. El principal concepto teológico es la distinción fundamental entre Dios y el enosh. Eliú (como mediador) adelanta este concepto al afirmar que Eloah es mayor que el mortal (Job 33.12b). Es en este enosh (como inconsciente del ish = varón) que está su condición pecaminosa del Adam (Ro 5.12) en una invocación continua a Dios (Gn 12.8; 13.4; Sal 116.2). La raíz hebrea del verbo qará (qr) = invocar, proclamar, invitar, denota primariamente el enunciado de un nombre o de un mensaje. En este último caso, el mensaje es dirigido a un destinatario específico con la intención de producir un efecto de respuesta a un grito perentorio por socorro (Jer 20.8). La segunda acepción del verbo hebreo (ir al encuentro), junto al registro de LXX (elpízo = esperanzaron) completa la idea propuesta en este importantísimo segmento esperanzaron al ir al encuentro del Mesías, quien es descrito como en proyección mesiánica hasta el Hijo del Enosh (Hombre) (Lc 1.70; Hch 3.21; Sal 8.4; Job 7.17).
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Escrito en 15/05/2017\n__________________\n