Gn 10.25. En el día tercero de la creación, Elohim hizo que las aguas fueran reunidas de debajo de los cielos en un solo cúmulo y fuera visto lo seco. A lo seco llamó tierra, (Gn 1.9-10). Pero esta tierra no se distribuía en los cinco (5) continentes conocidos hoy día. En un principio formaban uno solo —llamado Pangea— en forma de «C» o de «U» y distribuido a través del ecuador. Este supercontinente, que agrupó la mayor parte de las tierras emergidas del planeta después del diluvio, en tiempos de Peleg comenzó a dividirse. Este hecho ocurrió alrededor del año 1791 después de la creación del hombre —135 después del Diluvio—, luego de que Adonai Elohim confundiera las lenguas en Babel y dispersara a los hombres por toda la faz de la tierra (Gn 11.9a) Por el movimiento de las placas tectónicas, el paleomagnetismo (disciplina que estudia el campo magnético de la tierra), ha venido a confirmar este hecho. Así es posible explicar el parentesco entre especies botánicas y animales de los diferentes continentes, los mismos fósiles hallados tanto en Sudáfrica como en Brasil, la presencia de formaciones rocosas del mismo tipo y edad en el oeste de África y el este de Sudamérica y climas similares entre varios continentes que antes se hallaban unidos.