Gn 9.27. Esta enigmática profecía: yaft Elohey le Yefet ve yishkon be-oho-ley Shem = ensanche Elohim a Jafet y habite en las tiendas de Sem, guarda relación con los dos idiomas que Dios utilizó en su Escritura: El hebreo y el griego. El Talmud registra: La Mishná no hace diferencia entre los libros de la Escritura. Aunque filacterias y mezuzas (ni targums) pueden ser escritos en asirio (arameo), los libros de la Escritura solo pueden ser transcritos en griego. ¿Por qué?, porque la Escritura dice: ensanche Elohim a Jafet y habite en las tiendas de Sem, implicando así que la belleza principal (yafyuth) de Jafet llegaría a estar en las tiendas de Sem. Lamentablemente, esta luminosa interpretación rabínica fue erróneamente aplicada a LXX, y claro está, en el siglo II d. C., el judaísmo farisaico se negó a aceptar que, obviamente, la profecía no se refería a la LXX, sino al griego del Nuevo Pacto. Esta referencia profética de más de cuatro mil años, exhibe la afirmación de Jesús, Su Autor Exacto, donde dos espadas es suficiente (Lc 22.38) para transmitir Su Palabra, porque en realidad la Espada es una de doble filo: El hebreo y el griego (He 4.12).

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