Gn 49.5. Simeón y Leví, segundo y tercer hijo de Jacob, nacidos de Lea (Gn 29.33-34), a quienes su padre llama hermanos debido a la especial solidaridad que existía entre ellos, también se les anuncian desventuras a causa de su violencia. Los versos 5 y 6 apuntan concretamente a la feroz represalia que realizaron para vengar el honor de su hermana Dina, violada por Siquem (Gn 34). Jacob les anuncia por eso, como castigo, la dispersión de sus tribus: 

La tribu de Leví nunca tuvo un territorio propio, solo las 48 ciudades en los dominios de las demás tribus. Entre estas, estaban las seis (6) que habían sido destinadas como ciudades de refugio (Jos 20.7-8) para los homicidas: Hebrón (Jos 21.13), Siquem (Jos 21.21; 1Cr 6.67), Golán (Jos 21.27), Cedes (Jos 21.32), Beser (Jos 21.36) y Ramot (Jos 21.38).

La tribu de Simeón, muy exigua, tuvo inicialmente sus posesiones en los confines del territorio de Judá (Jos 19.1-9), dispersándose después. 

Al igual que Rubén, Simeón y Leví no fueron dignos de la primogenitura (§282). Es de hacer notar que en las palabras dichas por Jacob, la tribu de Leví es descrita en plan de igualdad con las demás tribus, sin mencionarse los privilegios que le serían concedidos más tarde, cuando YHVH la eligiera para ejercer las funciones relacionadas al servicio sacerdotal.