Las primeras ediciones de la BTX traducían con mayúscula la palabra pneuma = espíritu. Ahora bien, es verdad que en el griego, pneuma siempre está en minúscula, y así solo es posible defender su traducción con mayúscula en los casos en que el texto inequívocamente se refiere al Espíritu Santo. Observando los cambios relativos a 8.2 y 8.5 (segunda mención), es importante apreciar que esta sección forma un paréntesis que explica la relación conflictiva entre la carne y el espíritu humano (Ga 5.16-26, §117 y §118), es decir, entre el viejo y el nuevo hombre. Continúan con minúscula, por tanto, los vocablos así relacionados.