Rut 4.1 Fulano de tal... Jn 10.3 el portero... Mt 12.29 fuerte... Mt 26.18 Fulano... Los registros en hebreo peloni almoni en Rut 4.1 y en griego ton deina en Mt 26.18 se deben traducir como fulano de tal y fulano, respectivamente. Fulano de tal es la expresión usada para mencionar a alguien cuyo nombre no se conoce o no se quiere mencionar.
Los eventos que presenta el libro de Rut son contemporáneos con la primera mitad de Jueces. En contraste con ese período de luchas y derramamiento de sangre, aparece este precioso idilio, famoso en la literatura mundial como una obra de arte narrativa. Sin embargo, el libro es más que una bella imagen de vida pastoril; detrás de la historia de la fidelidad de Rut hay claras alusiones a la obra redentora de nuestro Señor Jesús. Al analizar la etimología de los nombres de los personajes de esta historia nos encontramos con los siguientes significados y tipología:
Boaz, el pariente redentor (pero no el más cercano), es un símbolo de Cristo; Rut representa a quienes entran en una nueva vida por la fe en Él (símbolo de la Iglesia de Cristo). Noemí es un claro tipo de Israel y el Fulano de tal es de Satanás. Este Fulano de tal era el que podía redimir a Rut y a Noemí (2.20; 4.4) y no quiso porque echaría a perder su heredad (4.6) al levantarle descendencia al muerto Malhón (4.10). Desde antiguo había una tradición en Israel tocante a la redención (ley de levirato: Dt 25.5-10) y al intercambio para confirmar cualquier asunto: uno se quitaba el calzado y se lo daba al otro, y esto servía de testimonio en Israel (Rut 4.7). Pero el pariente más cercano, cediendo su derecho, dijo a Boaz que redimiera para sí; y dando su calzado (4.8) selló el acuerdo con él.
Cuando Adam y Havah (Eva) pecaron, toda la raza humana pecó juntamente con ellos (Ro 5.12). Así, éramos hijos del diablo (Jn 8.44), por naturaleza hijos de ira (Ef 2.3), apartados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, y extraños a los pactos de la promesa, no teniendo esperanza, y sin Dios en el mundo (Ef 2.12). Si no somos de Dios, somos del Maligno. Así pues, Satanás, como pariente redentor más cercano, echaría a perder su reino al redimir, pues todo reino dividido contra sí mismo es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no se puede mantener en pie. Si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido (Mt 12.25-26).
Por otro lado, los registros en Is 14 y Ez 28 describen la persona de Satanás y de su carrera. En estos pasajes, las sentencias de Dios son contra la rebelión angelical y contra el adversario. Tampoco aquí tiene nombre porque para siempre dejará de ser (Ez 28.19).
En contraposición con lo de no tener nombre, citamos el nombre personal de Dios (§33) que nos lleva al Nombre sobre todo nombre (Is 42.4; Hch 4:11-12; Fil 2.9); también los nombres compuestos (§4); los títulos (§5); el nombre del Niño: Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz (Is 9.6); a Alef-Tav (§1) y el Alfa-Omega, etc.
Mateo registra el mensaje que Jesús envía, por medio de sus discípulos, al Fulano: Mi tiempo señalado está cerca. Junto a ti hago la Pascua con mis discípulos. Es importante resaltar que en los pasajes sobre la última cena, los cuatro evangelios, nada dicen acerca de la presencia de este Fulano junto al cual se haría la pascua. ¿Acaso el texto quiere decirnos algo más? ¿Qué tiene que ver la cercanía de su tiempo señalado y este “invitado” sin nombre a la cena de Pascua?
En su tiempo señalado, Jesús por medio de la muerte (de cruz), destruyó al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al Diablo (He 2.14), cancelando el documento de deuda con los decretos, que nos era contrario (Col 2.14) e hizo la Pascua junto a él cuando descendió al corazón de la Tierra (Mt 12.40; 1P 3.19) para realizar su tarea en el Hades y la liberación de todas las personas que estaban esperando que se les anunciara el Evangelio. Y es así, como Jesús entró (y entra) en la casa del fuerte y lo ata para luego arrebatar sus bienes (Mt 12.29): almas de hombres (Ap 18.13); porque al Pastor de las ovejas (Jesucristo), abre la puerta el portero (Satanás), y Él llama por nombre a sus ovejas, y las ovejas oyen su voz y Él las saca (Jn 10. 2-3).
Más información en el vídeo: ¿Quién es el Fulano de Tal?