Según el bíblico entender, el número cuatro denota aquello que prosigue a la revelación esencial del Dios Trino (3 en 1) a saber: Sus obras creativas. Él es conocido por medio de las cosas hechas (Ro 1.20); consecuentemente, la revelación escrita comienza con las palabras: En principio creó Elohim Alef-Tav

Cuatro es, entonces, el número de la creación; de lo que tiene un principio, sea o no visible. El cuatro es el número de aquello materialmente acabado, por lo tanto, es el número del Cosmos (Ap 7.1). Las interacciones del Universo son cuatro: Expansiva (nuclear fuerte), nuclear débil, electromagnética y gravitatoria. El cuarto día vio finalizado el orden cósmico (Gn 1.14,16), pues en el quinto y sexto fue amoblada y poblada la tierra. 

Cuatro son los elementos básicos (tierra /aire / fuego / agua) y los puntos cardinales (oriente / sur / occidente / norte) y las divisiones del día (tarde / noche / mañana / mediodía) y las vigilias de la noche (18–21 / 21–00 / 00–03 / 03–06) y las estaciones del año (primavera / verano / otoño / invierno) y las variaciones lunares que rigen la noche. En Edén, el río tenía cuatro cauces, y el cuarto río es el Éufrates. Aquí, como otras veces en otras partes, la Escritura exhibe al cuatro formado por 3 + 1, pues tres de estos ríos ahora no llevan nombre, mientras que uno es aún el que mantiene su nombre original. El número cuatro expresa también división (... el río fue partido).

Cuatro es el primer número no primo, el primero que puede ser dividido. Primer número cuadrado, expresando lo físicamente acabado. La primera mención de los querubines (Gn 3.22-24), está relacionada con las visiones de Ezequiel (1.4-28), y de Juan (Ap 4.2-11), en donde los cuatro seres vivientes glorifican a Dios como Creador

Cuatro son los poderes mundiales (divididos en 3+1), donde uno sobresale en marcado contraste a los otros tres. Se nombran las tres primeras bestias: León, Oso y Leopardo, mientras que la cuarta sólo es descrita y no nombrada (Dn 7.7, 23). Así en la imagen soñada por Nabucodonosor destacan cuatro metales: oro, plata, bronce, y hierro. 

En Daniel 7.2-3, leemos: Habló Daniel, y dijo: Miraba yo en mi visión nocturna, y he aquí los cuatro vientos de los cielos se desataron sobre el mar Grande, y cuatro grandes bestias, diferentes la una de la otra, subieron del mar. 

Después de la división de la tierra (Gn 10.25), se menciona a cuatro reyes (14.1), en guerra contra otros. Tal es la historia del poder del hombre en la tierra: Disensión y división.

 

Introducción a la numeración bíblica: §170.