Jn 21.11. Desde tiempos antiguos, el registro ciento cincuenta y tres ha desafiado la inteligencia de grandes estudiosos de la Biblia. Todos han tenido la percepción de que un profundo y enigmático significado se esconde tras la forma particular en que este número es introducido por única vez en el Texto Sagrado: Subió, pues, Simón Pedro y arrastró a tierra la red llena de grandes peces: ciento cincuenta y tres. No pocos eruditos han manifestado su acuerdo en ver en estos peces un símbolo de los redimidos como cantidad exacta referida al valor numérico de la frase (hebrea) beni Ha-Elohim = Hijos de Dios, y del vocablo (griego) sugkleronómoi = herederos, ambos con una gematría (suma de las letras que componen las palabras) de 153. Y la enseñanza es clara: que todo el número de los redimidos son salvos por el poder de Dios. Condensamos este comentario al llamar al 153 simplemente como el número de los hijos de Dios también coherederos = 1.071 = 7 x 153 (Ro 8.17). Conforme al pasaje, este número habla de una red que no se puede romper y que, con seguridad (lado derecho de la barca), trae su preciosa carga a la orilla, a fin de que ninguno de los peces se pierda (§170).