Décima tablilla
El señor de los sueños
1 Pero Jacob habitaba en la tierra de Canaán, la tierra de las peregrinaciones de su padre. 2 Esta es la genealogía de Jacob: José era de diecisiete años y apacentaba las ovejas con sus hermanos. El joven estaba con los hijos de Bilha y de Zilpa, mujeres de su padre, y José informaba a su padre la mala fama de ellos. 3 E Israel amaba a José más que a todos sus hijos, porque era el hijo de su vejez, y le había hecho una túnica con rayas de colores. 4 Sus hermanos, al ver que su padre lo prefería entre todos ellos, lo aborrecían y no le podían hablar pacíficamente.
5 Y soñó José un sueño, y lo declaró a sus hermanos 6 diciéndoles: Oíd este sueño que he soñado: 7 He aquí, estábamos atando gavillas en medio del campo, y he aquí, mi gavilla fue levantada y se mantenía erguida, mientras que vuestras gavillas, puestas alrededor, se postraron ante mi gavilla. 8 Y le dijeron sus hermanos: ¿Acaso pretendes reinar sobre nosotros, o te enseñorearás tú de nosotros? Y lo odiaron aún más a causa de sus sueños y de sus palabras.
9 Y soñó otro sueño y lo refirió a sus hermanos, y dijo: Mirad, he soñado otro sueño, y he aquí el sol, la luna y once estrellas se postraban ante mí. 10 Y su padre lo reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso yo, tu madre y tus hermanos llegaremos a postrarnos en tierra ante ti? 11 Y sus hermanos le tenían envidia, pero su padre meditaba en el asunto.
La envidia
12 Encaminados, pues, sus hermanos a apacentar el rebaño de su padre en Siquem, 13 dijo Israel a José: ¿No están tus hermanos pastoreando en Siquem? Ven, te enviaré a ellos. Y él dijo: Heme aquí. 14 Y él le dijo: Ve, mira cómo están tus hermanos y cómo se encuentra el rebaño, y tráeme un informe. Así lo envió desde el valle de Hebrón, y llegó a Siquem.
15 Y un hombre lo halló deambulando por el campo, y el hombre le preguntó, diciendo: ¿Qué buscas? 16 Y dijo: Busco a mis hermanos. Muéstrame dónde pastorean. 17 Respondió el hombre: Partieron de aquí, pues los oí decir: Vamos a Dotán. Y encaminado José tras sus hermanos, los halló en Dotán.
18 Cuando lo vieron de lejos, antes que se acercara a ellos, se confabularon para darle muerte. 19 Y se decían entre sí: ¡Aquí viene el señor de los sueños! 20 Ahora pues, vamos, matémoslo y arrojémoslo en una de las cisternas, y digamos que una mala bestia lo devoró. Veremos entonces qué serán sus sueños.
21 Pero cuando Rubén lo oyó, intentando librarlo de mano de ellos, dijo: ¡No le quitemos la vida! 22 Y añadió Rubén: No derraméis sangre. Arrojadlo en esta cisterna que está en el desierto, pero no extendáis la mano contra él. Esto dijo a fin de librarlo de sus manos para hacerlo volver a su padre.
23 Y cuando José llegó a sus hermanos, sucedió que despojaron a José de su túnica, la túnica de rayas de colores que llevaba puesta, 24 y lo tomaron, y lo arrojaron en la cisterna. Pero la cisterna estaba vacía, no tenía agua. 25 Luego se sentaron a comer pan, y alzando sus ojos vieron una caravana de ismaelitas que venía de Galaad, llevando en sus camellos especias, bálsamo y mirra para hacerlos bajar a Egipto. 26 Y Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y ocultemos su sangre? 27 Vendámoslo a los ismaelitas y no sea nuestra mano contra él, pues es hermano nuestro y carne nuestra. Y sus hermanos obedecieron.
28 Y cuando pasaron los mercaderes madianitas, sacaron a José de la cisterna, lo subieron y lo vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron a José a Egipto.
29 Volvió Rubén a la cisterna, y al no ver a José en la cisterna, rasgó sus vestidos, 30 se volvió a sus hermanos, y dijo: ¡El muchacho no está! ¿Y ahora que voy a hacer? 31 Y tomaron la túnica de José, y degollando un chivo de las cabras, empaparon la túnica con la sangre.
32 Luego enviaron la túnica de rayas de colores y la hicieron llegar a su padre, y dijeron: Hemos hallado esto: Reconoce si es la túnica de tu hijo o no. 33 Él la reconoció, y exclamó: ¡Es la túnica de mi hijo! Alguna mala bestia lo habrá devorado. ¡Sin duda José fue despedazado! 34 Y Jacob rasgó sus ropas, puso saco en sus lomos y endechaba por su hijo durante muchos días.
35 Y fueron reunidos todos sus hijos e hijas a consolarlo, pero él rehusaba ser consolado, pues decía: ¡Con llanto bajaré hasta el Seol junto a mi hijo! Y su padre lloraba por él. 36 Mientras tanto, los madianitas lo habían vendido en Egipto a Potifar, capitán de la guardia de Faraón.
►37.1 peregrinaciones... →§291. ►37.2 genealogía... Décima tablilla →§192. ►37.3 una túnica... Vestidura preciosa. ►37.5 a sus hermanos... TM añade y aumentaron aún su odio contra él. Se sigue LXX →§194. ►37.6 Oíd... TM: Oíd ahora. Se sigue LXX →§194. ►37.7 Se sigue LXX →§194. ►37.9 soñó... TM añade aún. Se sigue LXX →§194. ►37.10 Y su padre... TM añade y lo contó a su padre y a sus hermanos. Se sigue LXX →§194. ►37.11 envidia... →Hch 7.9; meditaba... Lit. guardaba. ►37.14 Ve... TM Ve ahora. Se sigue LXX →§194. ►37.16 Muéstrame... TM añade te ruego. Se sigue LXX →§194. ►37.19 el señor de los sueños... Expresión burlona →§54. ►37.25 Galaad... Región al Oriente del Jordán. ►37.28 y llevaron a José a Egipto... →Hch 7.9. ►37.29 rasgó sus vestidos... Señal de gran dolor. ►37.32 reconoce... TM reconoce ahora. Se sigue LXX →§194. ►37.36 capitán... En este caso, un hombre de confianza casado.