Es el número más profuso de la Escritura. Como expresión de compleción espiritual, el siete ocupa un lugar preponderante en toda obra de Dios y es el número que, para asombro del lector, exhibe la estructura numérica que subyace en el texto sagrado. El siete es comúnmente llamado el número de la compleción, de lo que tiene calidad de completo. También es el número de la perfección. Este número se muestra como el sello de Dios sobre toda su Creación. Hasta hace poco tiempo, la atención de este fenómeno bíblico trataba de evadirse, pero a mediados del siglo XX fue hecho público un descubrimiento asombroso: Escondido bajo la superficie de ambos Textos, tanto en el hebreo como en el griego, este número siete permite ser descubierto, no sólo en lugares aislados sino cual sello indeleble, literalmente a través de toda la Biblia. Quien trata con este apasionante tema, pronto cae en cuenta de que, así al igual que la Creación, la Palabra estampa al siete para identificar a su Autor. Tal como el papel puede llevar bajo su superficie la filigrana de su nombre (llamado marca de agua), así en la Biblia, esta marca o sello se manifiesta mediante el complejo y armonioso arte de numeración que, de forma maravillosa, recorre y trama por completo el Texto bíblico. 

De las siete primeras palabras de la Creación (Gn 1.1) hasta los siete sellos del Apocalipsis, las Sagradas Escrituras están saturadas con el número siete. La pregunta es: ¿Por qué Dios hizo esto? ¿Cuál es el significado del número siete? ¿Por qué este número, particularmente, marca indeleblemente su Palabra? Hallar respuesta a esta incógnita proporciona una mayor penetración en la mente de Dios, acerca de su sabiduría y de las promesas reveladas en su Palabra. 

  • Consideremos inicialmente el significado de la palabra hebrea sheva y sus tres raíces relacionadas con ella: 1) siete 2) plenitud 3) juramento. Estas tres ideas se encuentran asociadas a lo largo de la Biblia. La relación entre el número siete y el concepto de fidelidad se nos muestra en Génesis 21.29-31. Perspicazmente, el pasaje muestra el significado de las palabras sheva y saba que afloran mostrando su etimología. El pasaje introduce detalladamente los distintos significados de shin (sheva y saba) al comenzar con la pregunta ¿qué significan estas siete corderas...? y su respuesta: que tomarás de mi mano estas siete corderas a fin de que me seas testigo de que cavé este pozo. Por tanto se llamó aquel lugar Beer-Seba, pues ambos se juramentaron allí. Dios marca así su palabra con el número siete porque es su juramento fiel, su promesa total y su Pacto cumplido.
  • La frase siete veces se utiliza con frecuencia para marcar las distintas obras de Dios. Los sacerdotes levitas debían rociar la sangre del sacrificio siete veces (Lv 4.6, 17), Josué ordenó marchar alrededor de Jericó siete veces (Jos 6.15), Naamán tuvo que zambullirse siete veces en el Jordán para ser limpiado (2R 5.10, 14) y Eliseo se inclinó siete veces sobre el muchacho antes de que este abriera sus ojos (2R 4.35). En todos estos casos, la frase utilizada es: siete veces. Estas identidades se amplifican aún más por la declaración explícita que la Palabra hace sobre ella misma en el Salmo 12.6: 

Las palabras de YHVH son palabras puras,

Como plata refinada en un crisol en la tierra,

Purificada siete veces.

  • Aún con todo esto, tan solo hemos comenzado a percibir la riqueza latente del número siete. Uno de sus usos más significativos se encuentra en Mt 18.21-22: Acercándose entonces Pedro, le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí y lo perdonaré? ¿Hasta siete veces? JESÚS le dice: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. No refiriéndose obviamente a 490 veces sino al perdón completo y abundante, que mediante el siete representa la perfección espiritual. Hay una constelación de razones por qué el Jesús omnisciente eligió el número 490 = 70 x 7 para representar la perfección y compleción del perdón, es decir, de todo corazón. En primer lugar, es inmediata, doble integración con el significado de siete como perfección y plenitud. La duplicación subraya el significado, como cuando Jesús dice de cierto, de cierto para enfatizar la importancia de lo que está diciendo. Pero la plenitud es mucho más profunda que esto.
  • En Génesis (6.9) observamos que el séptimo registro del nombre Noé se utiliza para afirmar que era perfecto en sus generaciones. La palabra perfecto traduce el vocablo hebreo tamim, cuya gematría es 490 = 70 x 7. Consideremos el grado de plenitud representado:  literalmente, tamim significa perfecto, que a su vez es el significado simbólico de siete, y esta palabra, tamim, aparece por primera vez en la Biblia junto con el séptimo registro del nombre Noé. La gematría de tamim es múltiplo de siete y ¡exactamente igual al valor que el Señor eligió para representar a la perfección del perdón! ¡No hay fin para expresar las maravillas de la sabiduría de Dios!
  • El trato de Dios con el hombre a través del tiempo también se desenvuelve en siete etapas: 

1. Inocencia

2. Conciencia

3. Independencia

4. Promesa

5. Ley

6. Gracia

7. Reino. 

Actualmente nos hallamos al final de la sexta dispensación, y así como las anteriores han sido cerradas por intervención divina, igual sucederá con la presente. Cuando la Roca no cortada con mano hiera a la imagen (Dn 2.34-35), comenzará la séptima dispensación de un Reino que durará mil años (Ap 20). Es evidente que el trato de Dios con el hombre se está desenvolviendo en siete períodos distintos. Dios adelantó la semana de siete días como tipo para este séptuplo de milenios en los cuales la humanidad transita, llamado «las primeras cosas (Ap 21.4), en donde un día es como mil años, y mil años como un día (2P 3.8)».

  • ¿Podemos percibir a Dios entretejiendo este número en la vida del hombre? ¿No es significativo que Dios ordenara que cada séptimo día fuese el día de descanso y determinara al mismo tiempo el lapso general de la vida en setenta años (7 x 10)? Si acaso no logramos captar su significado, recordemos una vez más que el desarrollo del embrión humano se realiza en 10 periodos distintos de 28 días (4 x 7), o sea, un tiempo completo de 280 días (40 x 7) o 40 semanas.

 

  • Observemos seguidamente más de cerca la operación de este misterioso sello actuando en la Palabra de Dios. En adelante, a cada factor numérico o siete que ocurra en la estructura del Texto lo denominaremos característica numérica. Tomamos como ejemplo las palabras iniciales de la Biblia (Gn 1.1): 

Hebreo        Bereshit bara Elohim Alef-Tav Ha-shamayim ve´et Haarets

Español        En principio creó Elohim Alef-Tav los Cielos y la Tierra



Lo primero que llama la atención aquí es que el número de palabras hebreas no es seis ni ocho, sino exactamente siete. Así, el número siete es descubierto al contar las palabras. Si a continuación contamos las letras de estas siete palabras, descubriremos un resultado múltiplo exacto de siete. El número total de letras en estas siete palabras no es 27 ni 29, sino exactamente 28 (4 x 7). Veamos más características:

    -De estas siete palabras, las primeras tres contienen el tema y predicado de la frase: En principio Elohim creó. 

    -El número de letras en estas primeras tres palabras es exactamente: 14 (2 x 7).

    -Las últimas cuatro contienen el objetivo de la frase: los Cielos y la Tierra.

    -El número de letras en estas últimas cuatro palabras es exactamente: 14 (2 x 7).

    -Las tres palabras principales: Elohim (sujeto) Cielos, Tierra (objetos) tiene una gematría (valor nominal) de 777. 

    -La palabra más corta את se encuentra en el medio. El número de letras en esta palabra y en la palabra que le continua es siete.

    -El número de letras en la palabra del medio y en la palabra que le precede es siete.

La palabra את (primera y última letra del alefato), nunca traducida, desde la primera página proclama su nexo con ΑΩ (alfa-omega) de la última (Ap 22.13).

Estas, y otras miles de características están escondidas bajo la superficie del Texto, más allá de la vista del lector ordinario, y son descubiertas mediante la investigación especial del conteo. Los antes mencionados son solo unos pocos ejemplos del asombroso factor numérico descubierto en la estructura del primer versículo del Génesis. Literalmente, existen decenas de características numéricas fenomenales, que, de manera enigmática, se ubican debajo de la estructura de este versículo. En estudios más completos, una vez conocido el significado espiritual de los números restantes, apreciamos cómo estos preciosos signos pueden llegar a ser una maravillosa herramienta para la práctica de interpretación bíblica. 

  • Consideremos ahora algunos ejemplos presentes en el texto griego del Nuevo Pacto. Los primeros versículos del Evangelio según Mateo forman una división lógica que trata con el tema particular de la genealogía de Cristo. Ellos se dividen naturalmente en dos secciones principales (1-11 y 12-17) conteniendo en la estructura de su texto características numéricas asombrosas. He aquí algunos ejemplos de las características descubiertas bajo la superficie de la primera sección (1-11).


La segunda estructura del pasaje (v. 12-17) se encuentra literalmente saturada con factores numéricos similares que necesitan por sí un estudio detallado. 

  • La genealogía de Cristo en Lucas (3.23-38), conforma un patrón artísticamente diseñado, más elaborado que el descrito en Mateo, y así propuesto:


  • El registro del nacimiento de Jesús en Mateo es igualmente apasionante. El número de palabras de vocabulario en este pasaje no es 76 ni 78 sino exactamente 77. De estas 77 palabras, el número de palabras utilizadas por el ángel para hablar a José es exactamente 28 (4 x 7).
  • Finalizaremos este encabezado del número siete resaltando su presencia en el último libro de la Biblia: el Apocalipsis. Allí, mejor que en ninguna otra parte de la Escritura, el diseño numérico resalta lleno del propósito de perfección y compleción. Es razón por qué siete ángeles con las siete plagas postreras explican los términos de plenitud (15.1): Vi también en el cielo otra señal grande y espantosa: siete ángeles que tienen las siete postreras plagas porque en ellas se ha consumado la ira de DIOS.

En Apocalipsis no sólo es notable la profusión del siete sino también la relación que guarda con el siguiente (como veremos más adelante, el ocho es símbolo de la nueva creación), y así está registrado: 1.4 (2), 11, 12, 13, 16, 20 (6); 2.1 (2); 3.1 (2); 4.5 (2); 5.1, 5, 6 (3); 6.1; 8.2 (2), 6 (2); 10.3, 4 (2); 11.13; 12.3 (2); 13.1; 15.1 (2), 6 (2), 7 (2), 8 (2); 16.1 (2); 17.1 (2), 3, 7, 9 (3), 11; 21.9 (3): Exactamente 56 sietes = 7 x 8 (Variante Ap 1.13 →§138§250).

 Abreviaciones 

 

Introducción a la numeración bíblica: §170.